Neuroarquitectura, entornos penitenciarios

Diseño de espacios para Comunidades Terapéuticas en el contexto penitenciario

Dentro de las cárceles, una problemática que afecta a gran parte de la población privada de la libertad es la adicción a sustancias psicoactivas. Según el informe “Consumo de drogas en población privada de libertad y la relación entre el delito y la droga.”, elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) en el 2010, más del 90% de la población privada de la libertad usó drogas legales alguna vez en la vida, y el 80% ha experimentado alguna vez con drogas ilegales, siendo el perfil predominante el policonsumo.

Además de la vulnerabilidad en la que se encuentran la mayoría de personas privadas de la libertad previo al ingreso en el centro penitenciario al estar expuestos a contextos familiares y sociales en los que el consumo de sustancias psicoactivas es común, existen varios factores que influyen en que esta situación se mantenga presente dentro de las cárceles,  como el hacinamiento, la violencia, la pérdida de la red de soporte social, limitadas opciones para la ocupación del tiempo libre, y la estigmatización.

Teniendo en cuenta lo anterior, es importante que cada centro penitenciario destine un espacio para la rehabilitación de las personas adictas a sustancias psicoactivas, convirtiéndose en un lugar para el aprendizaje y la reinserción a la sociedad, más allá de basarse simplemente en el castigo.

¿Qué aspectos se deben tener en cuenta para diseñar un espacio de rehabilitación en un centro penitenciario?

El Marco técnico de acción para la reducción del consumo de sustancias psicoactivas en el sistema penitenciario y carcelario, publicado en el 2018 por el Observatorio de Drogas de Colombia (ODC), contempla una plataforma operativa conformada por tres dispositivos: Dispositivo de escucha, Dispositivo de atención ambulatoria, y Dispositivo de atención de alta complejidad, en este artículo nos basaremos en el diseño de las Unidades de Atención de alta complejidad, específicamente las Comunidades Terapéuticas.

Dentro de los aspectos importantes para el diseño de las Unidades de Atención, se encuentran el sentido de comunidad, la elaboración de proyectos de vida, el sentido de pertenencia hacia el lugar y el fácil acceso a actividades lúdicas y productivas, todo esto se puede lograr, al proporcionar espacios múltiples que faciliten el acceso a actividades como la cocina, talleres, libros y revistas, entre otros; además, se debe invitar al trabajo en equipo y la socialización, sin dejar de lado la privacidad, puesto que como lo expresa el ODC, “El hacinamiento existente impide que la persona pueda gozar de espacio personal, mantener los elementos que le conectan con la familia, la historia (fotos, ropa, cama), mantener la distancia necesaria y no ser expuesto al abuso, la violencia o el maltrato”.

La proxemia es la disciplina que estudia el uso del espacio personal con relación a las personas alrededor, y de acuerdo a la distancia de interacción (íntima, personal, social o pública) se pueden provocar estados de confort o malestar.  Al violar los límites del espacio personal y estar expuestos a tensión e incertidumbre, la amígdala cerebral (relacionada con el miedo) puede generar estados de estrés, ansiedad o depresión que se manifiestan en alteraciones cognitivas, emocionales, afectivas y conductuales.

Otro de los aspectos a tener en cuenta es el uso adecuado del color. En su proyecto de grado “El interiorismo y la rehabilitación de las adicciones” Guadalupe Angelucci, basándose en el libro ‘Arquitectura Habitacional’ de Plazola, menciona que los colores fríos expresan frescura, calma y reposo, mientras que los colores cálidos como el amarillo y el naranja permiten que se le dé una sensación de informalidad y vitalidad al espacio. Teniendo esto en cuenta es recomendable que en los espacios individuales o más privados se usen colores calmantes como los fríos; y en espacios comunes o en los que se realicen actividades en grupo, se usen colores cálidos y revitalizantes. El color más estratégico a tener en cuenta es el verde, puesto que además de evocar vida, también tiene efectos relajantes, Plazola expresa que “bajo este color, la tensión muscular y el ritmo respiratorio disminuye, por lo que es agradable a la mayoría de personas”.

Finalmente es importante incluir elementos naturales y luz natural dentro del diseño o la intervención, para aprovechar así sus propiedades reductoras de estrés y beneficios para la salud, si quieres conocer más sobre este tema, puedes leer nuestro artículo “La naturaleza como herramienta de sanación”.

Para la redacción de este artículo se tuvo en cuenta el Marco Técnico de Acción para la reducción del consumo de sustancias psicoactivas en el sistema penitenciario y carcelario (2018), publicado por el Observatorio de Drogas de Colombia, y el proyecto de grado de Guadalupe Angelucci (2018). El interiorismo y la rehabilitación de las adicciones. El espacio como potenciador de terapias.


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